TIÑOSA
Sierra altiva,
agreste y serena,
a la espalda del monte santo.
Su huella en mi alma resuena
jugando, sin querer,
con encanto.
En la vida, amando y sufriendo,
derrama en mis entresijos su esencia;
al tiempo, intuyo su herencia:
yo soy ella, como ella, viviendo.
Cuando la quise volver a ver,
en un enigma transmutó su ser.
Y, como yo, queda quedó.
La añoro, con su huella en mí,
y el corazón repleto de intenso dolor;
yo estoy sin ella y, ella, sin mí.
La Tiñosa altiva, agreste y serena.
Rafael Ruiz
martes, 30 de diciembre de 2008
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