jueves, 26 de junio de 2008

Breves instrucciones para diseñar una ruta 2 (www.andarines.com)

5) Alojamientos: Nos referimos a los que hay en el camino, no en zonas pobladas, es decir, mayormente a los refugios que hay que tener en cuenta a la hora de diseñar un recorrido de dos o más días. El que aparezcan en el mapa no nos dice nada de su capacidad ni de su estado. Para esto tendremos que buscar la información actualizada en las correspondientes federaciones, en guías y por internet. Para el caso de los refugios vigilados siempre tendremos un teléfono para preguntar y, en su caso, reservar una pernocta. En el caso de que sea un refugio no vigilado nos es más difícil encontrar información pudiendo encontrarnos la sorpresa de encontrarlo en ruinas. En este último caso y aunque el derecho a acampar está muy limitado, como está permitido en un radio de 100 metros alrededor del refugio en caso de que este esté ocupado, podemos interpretar que también lo está en caso de que el refugio sea inhabitable. Recordemos también que este tipo de acampadas es solo para las pernoctas. También podemos usar para las pernoctas instalaciones ganaderas en desuso y otro tipo de chozas y cabañas.
6) Escoger objetivos: Esto es en lo que consiste principalmente el arte de diseñar las rutas. Se trata de cómo combinar los lugares que hemos decidido visitar dentro de un mismo recorrido. Es recomendable no pretender abarcar demasiados objetivos en un mismo recorrido, sobre todo si la excursión es entre dos localidades y tenemos un horario que cumplir. Asimismo se recomienda flexibilidad en los trazados, marcando objetivos adicionales y opcionales por si el tiempo nos permite alargar la marcha. Dicho de otra forma: hay que calcular el tiempo siempre por exceso pensando posibles tramos adicionales si éste nos sobra. En el caso de que nuestro punto de origen sea el mismo que de destino es mejor procurar, siempre que sea posible, que el camino de regreso no sea desandar el camino andado. Para este caso ponemos un ejemplo: si nos interesa recorrer una vía verde que discurre por la falda de unas montañas, subir primero a las montañas para después descender a la vía verde por donde regresaremos al punto de origen. Generalizando este consejo: en las excursiones circulares escoger siempre el camino de regreso más cómodo que el de ida.
7) Aprender de nuestros errores: Extraviarnos es lo que nunca nos debe suceder, pero llegado el caso, una vez salidos del apuro debemos hacer lo posible por averiguar por qué nos ha sucedido. A veces, delante del mapa y comprobando el último punto donde estábamos orientados (o creíamos estarlo) y el primer punto donde recuperamos la orientación, reconstruir el camino recorrido se convierte en un rompecabezas. Para resolverlo debemos hacer ejercicios de memoria intentando recordar todos los lugares que hemos visto y tratar de localizarlos en el mapa. Es posible que las imágenes de los lugares donde nos hemos perdido permanezcan en nuestra memoria más que de los que vimos por un camino sin pierde, puesto que durante el tiempo de extravío todos nuestros sentidos han trabajado con intensidad buscando cualquier referencia para la orientación, incluso es posible que encontremos algún lugar, desconocido para nosotros, donde decidamos volver en otra excursión. Si conseguimos resolver el enigma, esto nos enseñará mucho para futuras excursiones: no hay bien que por mal no venga.
© Manuel Villar

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