miércoles, 28 de octubre de 2009

Manifiesto senderista

Dado el crecimiento que está experimentando nuestro colectivo y ciertos desacuerdos que origió el cambio de día de la Gran Travesía de Albayate, Miguel Forcada y yo pensamos que era necesario hacer un recordatorio de ciertos conceptos para que la peña tenga claras las cosas. Miguel elaboró el texto base y yo lo suscribo al cien por cien. Con el mismo no pretendemos molestar a nadie.


Queridos amigos:

Cuando esta asociación alegal o peña (por eso de que andamos con frecuencia entre peñascales y roquedos) senderista comenzó a funcionar hace ahora un par de años o algo más, los iniciadores nos planteamos la posibilidad de constituirnos formalmente en asociación cultural o deportiva, darnos un nombre, escribir y aprobar un reglamento, elegir un presidente, un secretario y un tesorero, poner una cuota, e inscribirnos en el Registro de Asociaciones de nuestro Ayuntamiento.
Tras pensarlo no muy detenidamente, acordamos (de manera informal por supuesto) que nuestra común afición (la de salir al campo a pasear, subir sierras o contemplar paisajes) también podría sobrevivir y aún crecer, sin necesidad de reglamentos, cuotas, y secretarios, inventos estos que siempre nos llevan a la burocracia, los estados de cuentas, el incumplimiento de los reglamentos y otras situaciones siempre desagradables y embarazosas.
Acordamos pues, ya en positivo (aunque de manera informal, por supuesto) lo siguiente:
- Nuestro colectivo sería una asociación “alegal”, es decir, no sería una asociación, sino un grupo irregular de amigos que se juntan para salir al campo. Por lo tanto no haríamos ninguna de esas cosas tan serias (antes dichas) que suelen llevarse a cabo mayormente… para “ostentar” cargos y pedir subvenciones.
- Nuestra asociación alegal tendría solo un nombre y un lema. El nombre sería “La Cabra Loca” y el lema: “A donde sube una cabra allí también subimos nosotros”. Queda claro que cualquier miembro alegal de nuestra asociación puede no aceptar ese nombre ni ese lema. Y todos los demás nos quedaremos tan tranquilos.
- Los miembros de nuestra asociación tendrían solamente una norma de conducta que se puede expresar más o menos así: “cada uno viene o deja de venir cuando quiere; entre nosotros no habrá compromisos ni reproches”.
Así ha funcionado nuestra asociación hasta hoy. Los que iniciamos el invento estamos contentos; hemos disfrutado muchísimo. Pero la cosa ha crecido bastante y últimamente estamos preocupados. Rafael montó su “blog” que nos sirve de fuente de información, escaparate de imágenes y medio de convocatoria; él mantiene ese blog (eso lleva un trabajo), gratis para todos. Rafael o bien otros miembros del grupo preparamos las rutas y hacemos de guías ya en el campo. Es decir, algunos asumen en el grupo una cierta responsabilidad.
¿Qué ocurre si alguien manifiesta que no está de acuerdo en esto o aquello? ¿Qué ocurriría si un día nos perdemos en mitad de la niebla (ya ocurrió) y nos cuesta más de lo soportable salir del atolladero? ¿Qué ocurriría si saltamos una valla y un dueño (o un encargado) cabreado se enfrenta con nosotros? ¿Qué ocurriría si alguien se rompe una pierna o en lo alto de un cerro le da un sopitipando?
Si ocurre algo de esto (que puede pasar cualquier día), ¿se pedirán responsabilidades a quien creó y mantiene el “blog”, a quien ideó la ruta, a quien hizo de guía o a quien no pidió que Protección Civil nos acompañara? Sería bien desagradable, ¿verdad?
Nuestro grupo funciona solo sobre la base de que todos compartimos una afición: la de pasear por el campo; que por ello nos sentimos amigos; ¡y que entre nosotros no debe haber compromisos ni reproches!
Todos y cada uno somos libres para venir o no venir, para salir otro día, con otros amigos y a otros lugares; pero exigencias, condiciones o reproches, son palabras que no están en nuestro inexistente reglamento…

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